
12 May Emprender desde la intuición
Nos conocimos en una clase, Vic estaba al frente y yo era su alumna. Al tiempo, la convoqué para dar una charla y quedó impactada con la convocatoria. En ese momento me comentó, muy al pasar, que tenía “una idea para armar algo” y que “quizás podíamos juntarnos algún día para buscarle la vuelta”. Al poco tiempo nos reunimos, me contó lo que tenía en mente y su idea me entusiasmó.
Comenzamos a juntarnos varias veces a la semana, pensando, creando, ajustando y transformando un esbozo de idea en un proyecto. Y lo más importante, lo hicimos siendo -casi- dos desconocidas la una para la otra, y sin tener muy en claro de qué se iba a tratar dicho proyecto, aunque sí supimos lo que queríamos generar a nivel impacto, luego de muchas conversaciones e intercambios. Todo esto fue una enorme intuición inicial por parte de ambas, resonando en cada una desde su corazonada personal, y creemos que gran parte del nacimiento de este emprendimiento, se debió a la entrega de ambas en aquel momento y a la confianza en la intuición de la otra.
En los momentos donde reina la incertidumbre, la tendencia natural nos puede llevar al desborde, a querer tener todas las respuestas “ya”, o cuando ya rozamos la desesperación, pedimos al universo que al menos nos muestre un pedacito de camino. Sólo que a veces, ni siquiera aparece ese pedacito y el tiempo parece durar una eternidad, hasta que finalmente algo se acomoda en su lugar y el primer paso aparece.
En ese camino aprendimos juntas a soltar, que traducido a algo más simple significa confiar, y se trata acá de una triple confianza: confianza en el proceso hasta que llega lo que esperamos (aunque aquello se demore), confianza en la vida que nos coloca donde tenemos que estar, y confianza en las herramientas propias.
Aprender la lección de la confianza (que por momentos vuelve y con mucha fuerza) es nuevamente emprender con intuición, y nos anima a ir por mas, venciendo cada obstáculo que se va presentando. También ocurre muchas veces, que el lapso entre la incertidumbre y la manifestación material de algo, se extiende en el tiempo y por ende el resultado quizás llega mucho más tarde de lo esperado, en esos momentos traer este aprendizaje al presente es más que acertado porque aunque no se refleje el efecto inmediato, la incertidumbre se transita con otro estado emocional. Calma, paciencia, perseverancia, son todos aliados de la confianza que nos potencian en dichos momentos. Por supuesto que todo el camino debe acompañarse de acciones concretas para que tenga sustento, no se trata solamente de soltar un deseo al universo sin hacer nuestra parte.
Y cuando aprendemos a confiar, a soltar, podemos escuchar ese leve murmullo interno que nos dice con firmeza “tranquila, confiá, que la cosa va por acá”. Con el diario del lunes todo parece más fácil, aunque es buen ejercicio (y como socias solemos hacerlo seguido) mirar para atrás y ver el camino recorrido.
Al escuchar nuestra intuición estamos confiando y al confiar, generamos las condiciones emocionales necesarias que dan lugar a que el camino vaya apareciendo. Y vos ¿Cuándo fue la última vez que confiaste en el camino?
Autoras: «Victoria Gamboa y Fiorella Levin, Co-Fundadoras de EmocionalMENTE.»