
12 Abr Los socios del emprendedor
Cada vez que pienso en términos de emprender, o acompaño el emprender de alguien más, o escucho el testimonio de otros emprendedores, vuelvo a sentir esa mezcla conocida de entusiasmo con mariposas en la panza.
Hace mucho tiempo, antes de que las palabras emprender y emprendedor tuvieran el significado que tienen hoy, nombraban al «Señor esforzado [. . .] de hazañas notables» a «La persona que se determina a hacer y ejecutar, con resolución y empeño, alguna operación considerable y ardua»
Desde siempre el riesgo ha sido parte de la actividad, y su correlato, el miedo. Un partícipe necesario siempre que anticipa, advierte, impulsa y por contraste le da brillo al logro. El problema aparece cuando miedo paraliza, detiene, cierra.
Emprender algunas veces, es transitar con el miedo, no sortearlo o vencerlo como si fuera algo ajeno a mí. Soy yo reaccionando ante una percepción de amenaza, real o creada. ¿Qué diferencia hay? en cuanto a cómo se siente, ninguna!
La cuestión es ¿cómo reacciono cuando siento miedo? En mi repertorio puedo frustrarme hasta la exasperación, o desviar la atención distrayéndome con cualquier urgencia y simplemente procrastinar (palabra de moda), en espera de que la magia del tiempo, en algún momento, traiga la respuesta o haga desaparecer el miedo. Ninguna de las opciones funciona más que como placebo, porque emprender es hacer, probar, corregir y volver a probar. Puede que me tranquilice por un rato, pero las ganas de hacer vuelven para recordarme que me estoy postergando.
Con el tiempo comprendí y acepté que esa tensión entre la fuerza arrolladora del querer hacer y el freno del miedo es parte mi ser emprendedora
¿Y con el miedo qué? Bueno, esto fue lo que hice más o menos en esta secuencia 1) lo acepté como parte del combo; 2) me las ingenio para transformar la energía del miedo en impulso creativo; 3) y lo más importante: me encontré una socia.
Hoy voy a poner el foco en el punto 3
¿Cómo encaja esto de la socia? Para mi es alguien que no se asusta de lo que a mi me da miedo. Lo que a mi asusta a ella la fortalece. Y no le molestan mis miedos, más bien la empoderan. Jamás se detiene a compadecerme por estar asustada, sigue adelante. Y como en esas situaciones, a mi me da mucho más miedo perderla de vista, la sigo. Me apura cuando no me decido o me empantano en mis propias cavilaciones.
¿Y como se consigue un socio? no sé si hay un manual de instrucciones. Solo sé cómo la encontré yo. Nos habíamos conocido y compartido un año de estudio y reflexión. Hacia tiempo que no nos veíamos el día que sonó el teléfono y era ella. Me invitaba a un evento que estaba organizando y me proponía «jugar el juego que mejor juego y que mas me gusta» como dice el poeta. Acepté por supuesto. Me preparé por supuesto.
Cuando llegué, me encontré con el escenario que tantas veces había soñado y aún mejor.
El próximo llamado lo hice yo: «tengo una idea» le dije.
A los 3 días estábamos tramando en el mejor sentido de la palabra tramar. Ella era capaz de enfrentar mis fantasmas con soltura y elegancia. Yo podía dedicarme a hacer lo que mejor me sale. Tejimos y destejimos y mientras crecía la idea, se iba afianzando la vocación compartida de HACER y el ámbito indispensable, la CONFIANZA. La sociedad nació de la INTUICIÓN, y creció sostenida por la PASION por emprender, la complementariedad y los VALORES compartidos.
¿Así de fácil? Nadie dijo que sea fácil, mucho menos un proceso lineal. El contracto se renueva todos los días. Todos los días volvemos a elegirnos, a negociar y acordar, a buscar y encontrar, a sostener y emprender.
Hoy tenemos un proyecto en marcha ¿y el miedo?, es el tercer socio. Toma forma de incertidumbre, aparece en cada espera, se cuela ante cada decisión de invertir, cuando no llegan los likes o cuando hay demasiados. Sin miedo en mayor o menor medida, creo que no hay emprendimiento. Cómo dijo un personaje de Tute “a los fantasmas de uno hay que mantenerlos entretenidos” y de eso nos encargamos las dos.
Tal vez lo más disruptivo y emprendedor que haya hecho en mi vida fue la elección de mi socia. Porque le llevo mas de 20 años, porque fue necesario reconocer que sola no podía, aprender a darle autoridad a otro pero en serio, a sostener responsablemente porque si yo suelto el otro cae conmigo, entre otro montón de cosas!
Biografía de la autora: «Victoria Gamboa es Motivadora por vocación, Facilitadora de aprendizajes, Entrenadora emocional. Crea y confía absolutamente en las posibilidades humanas para descubrirnos, superarnos y transformarnos. Fue historiadora y esa ciencia le dio una mirada sistémica que hoy aplica como Consteladora Organizacional, en el diagnóstico y diseño de intervenciones in company Tiene formación en Neurociencias, disciplina fundamental a la hora de guiar procesos de autoconocimiento. Curiosa inagotable, se sigo formando en gestión de las emociones, liderazgo, comunicación y clima. Co fundadora de EmocionalMENTE, un programa de entrenamiento emocional para emprender. Instructora y formadora de Coaches Ontológicos en la Escuela Argentina de PNL&COACHING«